viernes, 18 de noviembre de 2016

Reportaje: El descaro del periodismo

El descaro del periodismo



Con el efímero sueño de ser futbolista de su amado Santa Fe, una pequeña sombra de querer ser policía, quizás bombero o tal vez veterinario, Daniel Samper Ospina terminó cayendo bajo, como él mismo lo relata, y terminó siendo periodista. 


Nació el 15 de agosto de 1974 en la capital, sin saber que hoy en día sería uno de los periodistas más influyentes en Colombia. Samper Ospina, con un poco de lamento y vergüenza, pero de igual forma sincero, asegura que su apellido ha tenido influencia en este país “en el que las oportunidades, no son para nada democráticamente repartidas”, sin embargo, ha tenido que enfrentarse a su misma cuna, con vigor cuestiona, lo que él mismo ha bautizado, aristocracia en el país. 

Surgieron sus primeros pinos del periodismo en su primer colegio, Gimnasio Moderno, donde en bachillerato se convirtió en el director de la revista escolar, El Alguilucho. Sin esperarlo, en 1994, cuando se encontraba en Boston, Estados Unidos, cursando programas de Latinoamerica del siglo XX; en su país natal, su tío Ernesto Samper, enfrenta las acusaciones contra su campaña electoral sobre el uso de dineros del narcotráfico en la misma, a esto se le llamó el proceso 8000.

Se llamó así ya que, en la Fiscalía de Cali, se encontró el expediente con este número. Todo esto se dio a que hubo en ese entonces un allanamiento a las oficinas de un contador de nacionalidad chilena, vinculado al Cartel de Cali, Guillermo Pallomari. Según Santiago Medina, en su libro La verdad sobre la mentiras, el material se encontraba allí, pero inactivo, además, aunque sólo era el número del expediente, hasta el día de hoy es casi un sello para la familia Samper.


Aunque Daniel reconoce que su apellido lo han tenido periodistas y políticos predominantes en el país y esto le ha dado oportunidades laborales, que el mismo certifica que las ha sabido aprovechar, cuando sucedió el proceso 8000, asegura que lo vivió con “angustias y dolores personales” lejos del país. 

Sin embargo, no por esto se ha dejado caer, pues él mismo ha cimentado bases fuertes en sus polémicas columnas y libros. “Siento que estoy cumpliendo una vocación, que justifica mis días”, asegura Samper con la intención de reflejar lo que él mismo ha dicho, felicidad por hacer periodismo. De igual forma, reiteró que lo más relevante de ser y hacer periodismo es “Que los lectores lo sigan a uno y no uno a los lectores”, además de enfatizar que escribe lo que piensa y piensa lo que dice. 

Fue director de la revista Soho, una de las más polémicas del país, ya que en ella habían mujeres semidesnudas pero que supo combinar con columnas humorísticas, sarcásticas y críticas al poder político colombiano. Relata que su experiencia como dirigente de la revista fue provechosa, aprendió más de lo esperado y conoció a varios autores latinoamericanos, que él mismo lee y admira: “Logramos hacer de una revista, toda una época en la que reivindicamos la libertad de expresión y en la que tratamos de torear a ese país pacato y doble moral”, asegura Daniel, que con acentuación hace referencia a la palabra escandalizar, puesto que, presenta su analogía de que este país se sorprende ante un desnudo y no ante una masacre. 


Según Jorge Maldonado, profesional en literatura y letras de la Universidad Nacional, con maestría en literatura de la Universidad de los Andes, director de acreditación de la Escuela de las ciencias de la comunicación de la Universidad Sergio Arboleda y profesor de la materia mundo y sus signos, asegura que la portada de Soho, buscaba criticar la política del país, Maldonado describe a la actriz y modelo Alejandra Azcárate como una personalidad fresca y relajada, pero así mismo irreverente y el hecho de que ella se encontrara desnuda en representación de Jesucristo como un país doble moralista.


Portada Soho 2008

Así mismo, en esa época, el ex procurador Ordóñez tuvo una tensa relación con Samper Ospina, puesto que, los pensamientos de este primero son conservadores y moralistas, mientras que Samper es arraigado y cuestionador; “Es que Ordóñez ha tratado de meterme a la cárcel varias veces”, asegura Daniel, donde explica que la primera de “varias veces” surgió de una publicación en la revista, dónde usaron a Alejandra Azcárate en vez de a jesucristo, una parodia. Desde ese entonces, Samper asegura que el ex funcionario ha buscado la manera de demandarlo o involucrarlo judicialmente; “Yo represento todo lo contrario a esa visión acartonada”, dice Samper. 

Periodista y columnista, pero también escritor, Daniel Samper Ospina es autor de cinco libros: El Club de los lagartos (2010), Sálvese quien pueda (2012), Volveremos, volveremos (2012), Las aventuras de Pachito (2014) y El as bajo la manga (2015), de los cuales asegura que ninguno es mejor o peor, sin embargo, titubea a la hora de escoger Las Aventuras de Pachito, puesto que es un formato diferente al que suele estar acostumbrado. Afirma que este texto puede destinarse como cuento infantil, pero también para los adultos, ya que es la representación de la historia colombiana en cabeza del político y periodista Francisco Santos. Califica que este libro es el más original, por tener la “doble lectura”, tanto infantil como trascendental. 


Actualmente y tras la polémica de youtubers en la feria del libro del presente año, en donde uno de los youtubers más reconocidos de Latinoamérica, German Garmendia, hizo colapsar el Centro Internacional de Negocios y Exposiciones de Bogotá, Corferias, al presentar su libro Chupa el perro. Este hizo que los medios de comunicación se cuestionaron sobre la juventud de hoy en día, pero aún asì, Daniel decidió tomar la iniciativa de volverse youtuber y presentar sus críticas mediante este medio; “Me rio como un bobo y mal que bien, creo que logre inventarme un formato para traducirme al medio digital, en estos tiempos quien no lo haga queda resagado”, asegura Daniel, que decidió adaptarse y usar el escándalo como una herramienta. 

En su último video, titulado Una semana entre youtubers de verdad, donde tuvo la oportunidad de visitar México en un congreso de youtubers y compartir con estos jóvenes que han cambiado los medios, como el mismo los describe, aprendió que hay maneras diferentes de adaptarse a lo que hoy mueve a los jóvenes, que no es tarde para comenzar a desenvolverse en el medio digital y repartir su crítica, característica de él, entre los jóvenes. De igual forma, Jorge Enrique Meléndez, director del área de política del periódico El Tiempo, afirma que Daniel se ha sabido sumergir en los medios audiovisuales y electrónicos que hoy en día hacen parte de la sociedad. "Lo hace de una manera tal, que no es fruto de la improvisación" dice Meléndez, que también asegura que Samper Ospina continúa con su estilo particular y representa los temas de forma humorística, pero con un trasfondo serio.

Finalmente, Según Meléndez, asegura que Daniel, se le conoce por sus particular forma de escribir en sus columnas, así mismo, dice que "Básicamente retoma un poco ese vacío que dejó su padre Daniel Samper Pizano, con sus columnas que tenían una manera muy particular de escribir". Daniel Samper Ospina, un periodista bobo, como él mismo se describe, ha desatado polémicas y levantado polvo, mediante sátiras, metáforas y sarcasmo, pero ha sabido identificarse con cada generación colombiana y se ha acoplado a las exigencias de los espectadores, convirtiéndose así, en el segundo más leído en el país después de Daniel Coronell, según el IV panel de opinión publicado por Cifras y Conceptos.


Avance

El descaro del periodismo

Con el efímero sueño de ser futbolista de su amado Santa Fe, una pequeña sombra de querer ser policía, quizás bombero o tal vez veterinario, Daniel Samper Ospina terminó cayendo bajo, como él mismo lo relata, y terminó siendo periodista.

Nació el 15 de agosto de 1974 en la capital, sin saber que hoy en día sería uno de los periodistas más influyentes en Colombia. Samper Ospina, con un poco de lamento y vergüenza, pero de igual forma sincero, asegura que su apellido ha tenido influencia en este país “en el que las oportunidades, no son para nada democráticamente repartidas”, sin embargo, ha tenido que enfrentarse a su misma cuna, con vigor cuestiona, lo que él mismo ha bautizado, aristocracia en el país.

Surgieron sus primeros pinos del periodismo en su primer colegio, Gimnasio Moderno, donde en bachillerato se convirtió en el director de la revista escolar, El Alguilucho. Sin esperarlo, en 1994, cuando se encontraba en Boston, Estados Unidos, cursando programas de Latinoamerica del siglo XX; en su país natal, su tío Ernesto Samper, enfrenta las acusaciones contra su campaña electoral sobre el uso de dineros del narcotráfico en la misma, a esto se le llamó el proceso 8000.

Se llamó así ya que, en la Fiscalía de Cali, se encontró el expediente con este número. Todo esto se dio a que hubo en ese entonces un allanamiento a las oficinas de un contador de nacionalidad chilena, vinculado al Cartel de Cali, Guillermo Pallomari. Según Santiago Medina, en su libro La verdad sobre las mentiras, el material se encontraba allí, pero inactivo, además, aunque sólo era el número del expediente, hasta el día de hoy es casi un sello para la familia Samper.

Aunque Daniel reconoce que su apellido lo han tenido periodistas y políticos predominantes en el país y esto le ha dado oportunidades laborales, que el mismo certifica que las ha sabido aprovechar, cuando sucedió el proceso 8000, asegura que lo vivió con “angustias y dolores personales” lejos del país.

Sin embargo, no por esto se ha dejado caer, pues él mismo ha cimentado bases fuertes en sus polémicas columnas y libros. “Siento que estoy cumpliendo una vocación, que justifica mis días”, asegura Samper con la intención de reflejar lo que él mismo ha dicho, felicidad por hacer periodismo. De igual forma, reiteró que lo más relevante de ser y hacer periodismo es “Que los lectores lo sigan a uno y no uno a los lectores”, además de enfatizar que escribe lo que piensa y piensa lo que dice.

Por: Paula Andrea Arias Castaño

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